Durante casi todo el segundo tiempo, un puñado de no más de 10 hinchas de Alma Juniors que ocuparon la platea detrás del banco de suplentes visitantes, generaron algunos inconvenientes, insultando a hinchas de Central que no respondieron agresión alguna. En un momento se penso que era una situación momentánea, pero luego los insultos y las bravuconadas siguieron y la situación se tornó peligrosa. Para peor, la exasperante pasividad de los efectivos policiales que solamente miraban sin siquiera poner orden, hizo peligrar una noche que pintaba tranquila y que, solo por un milagro no terminó en escándalo.