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06/09/2008 12:32 | Copa Argentina

Nunca más

Tanto que se dice para cuidar el clásico y las cosas negativas que siguen pasando. Reprochables actitudes de Salles y González en el partido deberían ser tomadas en cuenta por las dirigencia.
Autor:Pablo Tosal (ptosal@pickandroll.com.ar)

El folklore y las burlas son parte de la idiosincrasia argentina, pero deben quedar en manos de la gente que paga la entrada y nunca de los protagonistas.

Los profesionales que viven de esto, ganan su sueldo trabajando en la semana y jugando los viernes y domingo, deben ser lo primeros en saber que hay una tradición de 20 años para cuidar.

La prensa no puede trabajar en la previa (salvo las radios en vivo) porque parecería que altera el orden del clásico. Por ende esa prolijidad se debe trasladar al cierre.

Primero: durante el partido.

Los roces, fricciones, discusiones de un clásico que se juega a fondo esta dentro de lo que la gente espera. Ni más ni menos. Pero que Hernando Salles le haya tirado un puntapié a Alejandro Diez estando el jugador de Peñarol en el piso no tiene lógica alguna.

Las pulsaciones están a mil. Así lo hizo ver Salles cuando post partido fue a buscarlo a Diez para pedirle la correspondiente disculpas. El momento fue capturado por la cámara de Jorge Armando Topalian para el programa Basquetvisión que se emitirá el próximo Lunes. El periodista Rubén Muñoz se acercó y realizó una nota con los dos jugadores juntos. En la nota Salles repitió el pedido de disculpas y mencionó lógicamente la adrenalina del momento en su irresponsable actitud.

Segundo: al final del partido

El periodista Ernesto Gallardo se quedó en el centro de la cancha en una charla mano a mano con Román González. La hinchada de Quilmes que se estaba retirando del estadio aprovechó el momento para dedicarle el último canto de la noche al grito de “gordo puto”. Román al escucharlo, en el medio de la nota le tiró “besitos” con las manos. Hasta allí pintoresco.

Pero al dirigirse a los vestuarios. El pivote se tomó su tiempo para besar la camiseta de Peñarol, frenar y quedarse gesticulando ante el público de Quilmes, lo que lógicamente provocó que todos bajaran al sector corriendo y a los insultos.

La pregunta es siempre la misma ¿Qué necesidad hay?. Si tres o cuatros de estos chicos que tienen vacía la cabeza se tiran de la popular, lo único que provocaría es que los hinchas de Peñarol del lado opuesto se tiren de cabeza todos juntos. ¿Y entonces? ¿Quién los para?. Para que después Mar del Plata se quede definitivamente sin clásico y nos preguntemos ¿Dónde empezó todo esto?.

Es obligatorio para los clásicos el uso de la manga de protección para la salida del plantel de Peñarol hacia los vestuarios. Los jugadores están hartos de que los escupan y no debe haber situación más humillante. La policía no realiza en esa área un adecuado control y los jugadores de Peñarol encima se quedan a festejar su propia virilidad. ¿Conocen un polvorín igual?.

De todos modos, no dudo de la honorabilidad de Hernando Salles como tampoco lo hago de Román González. A ambos jugadores los tengo por buenas personas. Uno por una calentura de juego cometió un acto que debe llevar al menos una fecha de suspensión. Las disculpas están bien, pero una sanción de una fecha sería un acto preventivo para que no vuelva a ocurrir.

Por otro lado Román se consagró de nuevo ídolo de Peñarol ante su gente por “plantarse” ante la tribuna de Quilmes. Los mismos hinchas de Peñarol que festejan esta ocurrencia de Román puteaban hasta quedarse afónicos al paraguayo Javier Martínez cuando hacía lo mismo. Nunca estan bien estas cosas, de ningun lado.

En estos delicadísimos temas de seguridad hay que saber alejarse de las pasiones y hacer lo correcto. Los protagonistas tienen que cumplir un rol súper aprendido. Ni la prensa, ni los dirigentes, ni la policía podrán hacer algo si los jugadores no ayudan.

Pablo Tosal
www.pickandroll.com.ar