La temporada de Quilmes tuvo mucho de sufrimiento y poco de alegría. La memoria obliga a desempolvar los pasos que lo llevaron a convertirlo en un fiasco, hasta la resurrección final que decoró un poco la historia.
Autor:Pablo Tosal (ptosal@pickandroll.com.ar)
La Liga 2002/2003 se borrará rápidamente de la mente de muchos, es que no hubo nada bueno para sacar del básquetbol marplatense. En su momento lo destacamos con Peñarol, hoy la situación es similar en Quilmes.
Con el resultado puesto parece fácil analizar, pero en cada paso Pick and Roll tuvo su voz critica de alarma, es por eso que esta columna habla desde el seguimiento permanente de las distintas situaciones.
Luego de la evitable situación de desvinculación de Oscar Sánchez, se eligió un técnico que traía medianos pergaminos, comprobado como excelente persona, trabajador, pero fuera del circuito del básquetbol, tanto que esta sería su primera liga de 24 segundos.
A la hora de contratar, los jugadores pretendidos por la dirigencia se escaparon como agua entre las manos. No obstante, la caótica situación financiera de Estudiantes de Bahía Blanca, les regaló una base de jerarquía sobre el final del libro de pases.
El material humano conseguido, luego de muchas penurias, fueron jugadores con experiencia, aunque no descollantes, como para darle pelea a todos. El hecho de que no haya recambio en el juego interior, era el punto más débil, junto con la inexperiencia del base sustituto.
En el inicio hubo algo raro, la hinchada de Quilmes insultó al Cuerpo Técnico cuando no se habían jugado cuatro partidos de la nueva era. Las razones solo ellos la sabrán. Lo cierto fue que el mal humor por la ida de Oscar Sánchez y Pablo Gil fueron estigmas que los directivos tuvieron que soportar todo el año.
Después, por factores puramente de juego, tácticos - técnicos, Quilmes se convirtió en uno de los peores equipos de la liga. Con serio riesgo de pelear el descenso. Pedro Escarain argumentó problemas extra basquetbolísticos.
Lo cierto fue que a mediados de enero llegó el gran responsable de que Quilmes no deba pelear la permanencia: Josh Pittman. Sin él, la historia hubiera sido terrible para el cervecero.
En enero el Presidente del club, Oscar Cano, conociendo los problemas internos del equipo, luego de agotar las instancias de reuniones entre el cuerpo técnico, jugadores y dirigentes, propuso la destitución del entrenador.
Pero perdió la votación 10 a 1. El hecho de estar pagándole al “Huevo” el arreglo de la desvinculación pesó en la decisión. Consideraron privativo pagar un tercer sueldo de Entrenador.
Con Pittman llegaron los triunfos de local, más algunas victorias de visitante, que le sirvió a Quilmes salir del puesto 15º (solo Andino estaba por debajo) al 12º y escaparse a 4 puntos de distancia de los cuatro de abajo que lucharían por la permanencia.
En el medio de todo este trajín, hubo una derrota memorable de local frente al peor equipo de todos los tiempos de la Liga Nacional: Andino de La Rioja. Sumado a derrotas de todos los colores contra diversos rivales.
En el momento menos esperado, luego de perder un clásico increíble con Peñarol, y a pesar de las negativas en público, la Comisión Directiva resolvió despedir al técnico: “Ahora queremos ver resultados” sentenció un dirigente a Pick and Roll.
De sus palabras, leyendo entre líneas, se desprenden que hubo un gran descreimiento hacia los jugadores, en cuanto a lo que daban por el equipo y el Cuerpo Técnico. Las peleas en la cancha entre Simoni y Escarain eran evidentes, por citar solo un ejemplo.
Al fixture quilmeño le quedaba un ida y vuelta difícil con Pico FC (equipo que luchaba por entrar a los cuartos de final directamente), antes de meterse en los play off. Javier Bianchelli tomó la responsabilidad con un plus: conocía los problemas de los jugadores ya que fue el gran receptor de todas las quejas.
Desde su visión y filosofía de juego, instrumentó los cambio necesarios para cambiarle radicalmente la cara a un equipo abúlico. Variantes tácticas y anímicas que sirvieron para ganar un cruce impensado ante el equipo pampeano. Fueron 6 partidos consecutivos frente al mismo equipo (dos por serie regular y cuatro de play Off), por tal motivo era toda una novedad lo que Quilmes podía rendir en esta nueva versión ante otro rival.
Y Boca no fue un rival X. Fue el gran triunfador de la serie regular. Con ventajas promedio de 27 puntos jugando como local, donde se mantiene invicto. Quilmes le bajó el goleo a un promedio de 79 puntos en los cuatro partidos. Defensivamente logró mucho, pero el escaso tiempo de trabajo apenas sirvió para corregir algunas situaciones en ataque. Y el fracaso ofensivo lo dejó con las manos vacías.
En el rápido repaso se nota que las alegrías fueron escasas, y el inicio de temporada marcaba que Quilmes debía haber luchado más arriba. Incluso la llegada de Pittman, potenció al equipo que estando en su plenitud tenía pasta para jugar por lo menos las semifinales. Pero todo fue tarde y apenas una ilusión.
La realidad golpeó muy duro en la puerta del Club Quilmes. Decisiones equivocadas y a destiempo lo condenaron a bajar un escalón. Por el bien de todos, que este peldaño bajado se tome como el envión necesario para seguir creciendo.
Con respecto al titulo de la nota, nos parece una desubicacion porque si bien quilmes no tubo una buena actuacion en el ultimo partido, los jugadores dieron todo para llegar hasta donde llegaron... pasando momentos duros como los que pasaron... esas cosas, nadie las tiene en cuenta, ya que la gente de afuera siempre hablo y habla sin saber... Nosostras, por nuestra parte, sabemos que los jugadores vivieron situaciones dificiles, y que eso psicologicamente los afectaba dia a dia... Por lo que queremos agradecerles a todos, por la instancia a la que llegaron y por la fuerza que pusieron.. AGUANTE QUILMES !!!!!!