Una paliza para seguir creyendo

El viento, la lluvia y el frío invitaban a quedarse en casa, (donde la oferta de fútbol por tele era importante) en vez de peregrinar hasta Once Unidos. Pero 1300 feligreses movidos por la fe en Quilmes dieron el presente. Ellos, los hinchas, más que nadie, sabían la serie no estaba terminada. Y en todo caso un último aplauso sería justo.

Los jugadores quilmeños tienen todavía la serie en contra, pero es esta un guerra contra lo nervios, y el arranque del partido mostró el vértigo que imaginábamos dado la necesidad de triunfo del cervecero.

Fueron tres mandadas de Pittman por derecha del ataque, freno corto y tiro. Tres dobles. ¿Pero cómo, esto en la Bombonerita no lo hacía?, si pero erraba.

Tercer ataque, Diego Cavaco abierto a tres puntos, toma el tiro y convierte, tres ofensivas después, el que acierta el triple es Martín Vaquero. ¿Pero esto no ocurría en Buenos Aires? Si, pero erraban.

Del otro lado, había un equipo que se disfrazó de Quilmes. Es nada menos que Boca, que no ganó en Buenos Aires imponiendo aires de superioridad pero encontró el gol oportuno. En cambio esta era una noche de miércoles en Mar del Plata.

Antes de una explicación táctica es imperioso decir que el primer tiempo fue atípico. La humedad de la noche y algunas goteras perjudicaron el parquet que se hizo muy resbaladizo para todos.

El buen trabajo de Simoni en las cortinas, le permitían a Vaquero (9 pts) y Cavaco (9 pts) (como ala pivotes) sacar diferencias. Boca, por su parte, no podía poner la bola interior por la excelente marca en la línea de pases, entonces buscó de afuera con pésimos porcentajes (1/9 en triples). Rebote en mano, Quilmes hizo el resto: 26-18 en los primeros 10.

En el segundo parcial, una ráfaga de Patricio Simoni y Claudio Chiappero llevaron el partido a una diferencia de 14: 32-18. El minuto de Fernando Duró sirvió para arengar a sus jugadores, que no tenían un líder en cancha y lucían desorientados. Por eso entró nuevamente Roberto Gabini (14 pts en el cuarto), que levantó la lanza y fue con decisión para el aro rival.

Además de Gabini, Boca (2/8 en triples) solo tuvo como ayuda un triple de Matías Ibarra. Apenas 17 puntos contra una ráfaga de Quilmes que tuvo luz propia: Josh Pittman: tres triples consecutivos para el delirio de la gente, mientras que el equipo sumó 26 puntos en el parcial.

Los resbalones se acabaron en el segundo tiempo con fécula de maíz en el piso, y el partido se hizo más transitable. Boca luchaba contra la fuerte defensa quilmeña, y sus propias impericias para atacar. Diego Prego es una goleador nato, pero se olvida que para jugar al basquet hay algo más que el triple. Cuando él yerra su equipo sufre horrores.

Para volver a ganar el segmento, Quilmes tenía que sostener la embestida de Boca con algo más que defensa cerrada. Y contó con una noche inspirada de su arma más confiable: Pittman metió tres triples más para sumar en su casillero individual 29 pts al final del tercer parcial.

Simoni (12 puntos y 12 rebotes) demostró, una vez más que es el mejor pivote de la serie. Fue vital para la defensa, y con personalidad jugó el desigual duelo a los internos xeneizes. Claudio Chiappero tuvo un rendimiento parejo y aunque erró bastante (3/9 en dobles) rindió mas que sus rivales.

La diferencia de 21 puntos (76-55) al final de tercer cuarto, ya marcaba el final del partido, no porque fuera matemáticamente descontable, sino porque Boca no supo nunca como hacerlo. Si no era Gabini (que se despertó en la serie) El equipo de Duró no tenía jugadores capaces de llevar anímicamente a sus compañeros a la victoria.

Lo intentó fugazmente Gabriel Cocha y Matías Ibarra, pero fue muy poco. Además lo buscó de afuera (casi como único recurso) y le fue mal: 3/13 en triples.

Quilmes sostuvo el cuarto final, con el deseado porcentaje en libres con 13/14 (brilló Cavaco con 8/8) , algo de Pittman y una magistral salida contra presión comandada por el “Lobito” Fernández, que recuperó su buen nivel.

El partido dejó la foto final con los jugadores de Boca buscando el vestuario con la cabeza gacha y la sensación de “aquí no ha pasado nada”, en tanto los jugadores de Quilmes miraban las tribunas y se dejaban abrazar por el canto que bajaba de ellas, pero saben que el festejo es corto. Tanto como para no pensar en festejar nada. Finalmente ambos dirían lo mismo: Nos vemos el viernes.

Quilmes 98: Gustavo Fernández 8, Diego Cavaco 21, Martín Vaquero (x) 12, Josh Pittman 34, Patricio Simoni 12 (FI); Claudio Chiappero 9, Nicolás Pérez 0, Luis Sequeira 2 y Juan Irigoyen 0. DT: Javier Bianchelli.

Boca Juniors 77: Matías Ibarra 10, Gabriel Cocha 13, Roberto Gabini 25, Martín Leiva 10, Ruperto Herrera 1 (FI); Diego Prego 10, Juan Sartorelli 0, Diego Guaita 6, Reggie Fox 2 y Alejandro Burgos 0. DT: Fernando Duró.

Parciales: 26-18, 52-35 y 76-55.
Árbitros: Alejandro Chiti y Alejandro Ramallo.
Estadio: Once Unidos.

Pablo Gil dijo presente

El escolta de Libertad de Sunchales en la presente edición de la Liga, Pablo Gil, estuvo presente en Once Unidos, con su novia Cintia para ver el partido del cervecero. Pablo, que terminó su carrera de Profesorado en Educación Física en el Instituto del Club Quilmes, adoptó la ciudad de su novia y próxima futura esposa para descansar.

Según fuentes de Pick and Roll, los dirigentes de Quilmes ya hablaron con el jugador para que forme parte de la plantilla de la próxima edición temporada. La idea del bahiense es jugar en europa, en algún club que le posibilite seguir creciendo como jugador. No obstante de verse frustrada la posibilidad le habría dado la prioridad a su esperado retorno a Quilmes.

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