Tanto en la llegada a la ciudad, como en el propio “17 de Junio”, una multitud festejó el ascenso a la Liga Nacional A junto al plantel. De esta manera, los jugadores y todo el grupo pudieron darse el gusto...
Autor:Marcelo Fredotovich
“Dale campeón... dale campeón”, o “Somos campeones, la p... que lo p...”, siguiendo el hit de las hinchadas de este último tiempo. Con banderas diciendo “Ben Hur Liga Nacional A”, que eran flameadas por Walter Storani y el Profe Costamagna en el techo del colectivo, y todos queriéndose saludar con la gente que los vitoreaba y les agradecía al costado del camino.
Así llegó Ben Hur a Rafaela, en un demorado regreso desde Junín, justamente para que todos sus simpatizantes -muchos de los cuales no pudieron viajar porque la policía bonaerense lo impidió- compartieran con ellos la hazaña. Inmediatamente empezó el estruendo de las bombas y los fuegos artificiales. A paso de hombre, el micro consiguió acercarse a la altura de la Escuela Melvin Jones, para ponerse a la altura de la autobomba del Cuerpo de Bomberos que esperaba a un costado. En medio de cánticos y bocinazos, todos iniciaron el trayecto al estadio de calle Saavedra, donde estaba preparada la gran fiesta.
Llegar no fue fácil, a decir verdad. Quizás debieron esperar más de media hora, para ingresar finalmente por la cancha descubierta. Siguieron camino a los vestuarios, mientras la gente seguía cantando sin parar.
Hasta que finalmente se apagaron las luces. Y uno a uno fueron presentados por Gerardo Zanoni, locutor en esta celebración. Raymundo Legaria primero, después Delset, Elías Saad, el capitán Posetto, Agudo, Storani, Cantrell (junto con el Nano el más ovacionado), Cagliero, Coronel, Martina, García Barros y Faez, como en la previa a cualquier partido. Sólo que esta vez estaban todos eufóricos, abrazándose imaginariamente con el entorno.
Las tribunas colmadas, los chicos que desbordaban a quienes querían preservar el perímetro para la vuelta olímpica. Y en un descuido ingresó el Beto Gor, para mezclarse con los campeones. Y quién se iba a animar a decirle algo, si él lleva los colores azul y blanco en el corazón desde siempre.
Hubo que esperar a que los dirigentes dijeran lo suyo. El presidente Fernando Muriel, el responsable de la Subcomisión de básquetbol, Eduardo Mohamed, y el propio Guillermo Narvarte. Y Posetto en representación del plantel. Todos agradecieron y el Nano más que nunca, después del “Borombombón, borombombón, para Posetto, la selección” que todos a coro entonaban.
Los trofeos
Después de casi una hora de palabras y presentaciones, se desató la euforia. Una improvisada vuelta olímpica en lo que quedaba libre del parquet, y el corte de las redes. Agudo en un aro, Legaria en el otro. Y la gente que literalmente invadió para saludar a los héroes de Junín.