En el reino del revés, Quilmes vapuleó a Peñarol por 104-82 en el tercer clásico de la temporada y puso las cosas 15-24 en el historial. El planteo inteligente del equipo de Oscar Sánchez fue ejecutado con...
Autor:Florencia Cordero
Era el debut del “Loco” Montenegro en el clásico, y se notó que quería ganarlo a toda costa, tanto que se calentó muchas veces cuando, desde adentro, visualizaba que en su equipo, cada cual atendía su juego. En cambio, del otro lado, la gente de Quilmes era consciente de sus limitaciones y sabía que sólo si se unían podían hacer las cosas bien. De un lado, un equipo, y del otro, una suma de buenas voluntades.
En el arranque la diferencia la hizo Peñarol que salió muy tranquilo a imponer sus cartas. Pittman (15 puntos) le ganaba el duelo a Pablo Gil y Fernando (6 puntos) se le escapaba a Farabello. Pero Peñarol no podía intimidar con sus internos. Todo lo contrario. Se cargaron de faltas para detener al Front court quilmeño. Con altos porcentajes, Peñarol resolvía en individualidades muchas situaciones ofensivas y en defensa no podía contener a Ebong (11 puntos) pero si al tandem Ibarra-Farabello-Gil.
Veinticinco puntos en contra eran demasiados para la estrategia cervecera para aspirar a un triunfo. Por eso, la defensa ajustó sobre Pittman (seis en el parcial) y volvió a maniatar a los internos milrrayitas ya que entre Montenegro, Olivares, Prickett y Hedman sumaron 8 puntos, dos menos que Pablo Gil solo. Además del bahiense, apareció en el juego un hombre clave: Daniel Farabello, que metió siete en el parcial y combinados con los 5 de Ibarra le dieron vida al perímetro local. La defensa del visitante, quería frenar a Quilmes a fuerza de foules pero, desde la línea, el tricolor respondió con 17/20 en los primeros 20. Con un parcial 30-19, Quilmes dio vuelta la torta.
En el tercer parcial, Peñarol recompuso algo de su opaca imagen pero con la receta de siempre, Fernando Rodríguez y Josh Pittman levantando la bandera pero muy desordenados. Fue el único pasaje del clásico que se hizo desprolijo y mal jugado, por los dos equipos. Una bomba de 8 metros sobre la chicharra de Farabello, dejó a Quilmes arriba por tres en el inicio del pasaje final (73-70).
En la recta final el único que corrió fue Quilmes. Ibarra se convirtió en el base que se espera de él. Con su excelente “uno contra uno”, dominó a los bases León Liguori y Juan Pablo Sánchez y además hizo jugar. Un doble de Montenegro a falta de 6:41 lo dejó arriba a Peñarol por uno (75-76) pero hasta ahí llegó. Un triple clave de Cavaco después de un recupero defensivo selló un pequeño parcial 5-0, pero fue una mano de K.O. para el equipo de Romano. Se desesperó y sobró coraje para tratar de suplir lo que tácticamente no se pudo. Quilmes seguía cortando la primera línea defensiva y cerrando a los internos, recuperó siete pelotas (16 en total) y corrió hasta sacar una ventaja impensada. Peñarol era un barco a la deriva sin capitán y sin timón, y Quilmes aprovechó los últimos minutos para dar un show de volcadas. Un final de locos, un partido de locos, una diferencia de locos y Montenegro con un debut en el clásico poco afortunado. ¿El público de Quilmes? Locos de contentos.
Pablo Tosal
Quilmes 104: M. Ibarra 13, D. Farabello 18, P. Gil 24, D. Cavaco 18 y B. Ebong 25 (fi) Gagey 0, García Merlo 6 e Irigoyen 0. DT Oscar Sánchez
Peñarol 82: L. Liguori 2, F. Rodríguez 15, Josh Pittman 32, H. Montenegro 8 y J. Prickett 14 (fi) Olivares 4, Hedman 0 y J.P. Sánchez 5. DT Carlos Romano