Como tiene que ser, el mejor estadio del país albergará la edición número 39 del clásico más apasionante de la Liga, después de que Juan Carlos Derosa, Titular del EMDer, le aseguró a los dirigentes de Quilmes...
Autor:Pablo Tosal
Por un lado, una flor, por el otro un puñal. Después de pasar un sábado muy agitado por la posible cancelación del partido, llegó la buena noticia de la solución. El polideportivo abrirá sus puertas al gran espectáculo del básquetbol marplatense. Pero anoche, Quilmes entrenó en el mismo escenario del juego, y Boozer terminó con un esguince de pulgar y yeso en su mano que lo condiciona para el juego de mañana.
Por la tarde, Oscar Sánchez miró al cielo y sonrió. No fue por un ataque de mística, más bien, su alegría era más terrenal. Sucede que ante la falta de trabajadores las luces del polideportivo no se podía prender, entonces, como el día se presentó a todo sol, y el entrenamiento era de 17 a 19 la claridad servía para trabajar.
En los minutos finales del entrenamiento, después de haber trabajo a gran intensidad, el pivote Lamont Boozer quedó enganchado con Mariano Gagey en una acción bajo un tablero, y se “sacó” de lugar el pulgar de la mano izquierda. Tras el susto inicial, el doctor Jorge Ostera logró acomodarle el dedo, y luego se le efectuaron placas radiográficas en el Hospital Privado de Comunidad. El estudio reveló que Boozer presenta un esguince a la altura de la inserción del pulgar, y por lo tanto, su presencia para el clásico está en duda.
El médico del platel, Jorge Ostera, luego de colocarle un medio yeso para inmovilizar la zona, no quiso arriesgar un pronóstico pero es optimista del que el pivote pueda jugar.
Además quedó confirmado que tanto Fabián Horvath como Oscar Arce necesitarán más tiempo del esperado para recuperarse de sus lesiones. Por lo que el “mal de ausencias” sigue persiguiendo a los equipos de Mar del Plata.