(Conferencia Sur) Todo llega, es cuestión de esperar. Cuando Quilmes volvió del ascenso perdió el primer clásico pero después ganó tres al hilo. La excelente campaña de Peñarol de la temporada anterior sepultó...
Autor:Pablo Tosal
Hacía mucho tiempo que en las tribunas no se veía mas gente de Quilmes que de Peñarol. Y es que el público sabe que puede dar cada equipo. Y cual es el presente que rodea a ambos. Y el clásico, aunque es un partido aparte, tuvo mucha lógica y las estrategias previas, no le dieron paso a las sorpresas.
De arranque mandó Quilmes. Ibarra y Farabello hicieron jugar al resto, y aprovecharon a Ebong (11 pts en el parcial) que lo paseó a Moore por la pintura mientras Boozer ayudaba con su gran visión de juego, aunque ausente para anotar. En Peñarol, las individualidades resolvían los problemas de una asfixiante marca personal, en la que sobresalió Cavaco sobre Pittman. Peñarol perdió cinco balones y lo dejó correr a Quilmes, que le sacó 7 al final de los primeros 10: 23-16
Sin embargo, todo cambió en el segundo cuarto. Peñarol se plantó en una defensa zonal (primero 2-1-2 y luego 2-3) que le permitió proteger mejor su canasto y que fue un jeroglífico para el ataque quilmeño que nunca tuvo respuestas para vulnerarla (1/6 en triples). Se despertó Pittman (9 pts) y el “Negro” Romano lo mandó a Olivares a la cancha de Alero, por lo que dejó un equipo “alto” en cancha y tuvo respuestas en la zona pintada. Ebong se perdió en el atrape zonal y Boozer abolló el aro (0/4). Con muy poco Peñarol se quedó con el chico 24-18 y puso las cosas 40-41 abajo al final del primer tiempo.
Como Cavaco y Pablo Gil (marcadores de Pittman) estaban con tres faltas al inicio del tercer cuarto, más algunos internos también con problemas de faltas, se espera una defensa zonal de Quilmes para protegerse (Peñarol estaba 0/3 en triples), pero nada de eso ocurrió. Siguió el hombre a hombre con mucha intensidad y por momentos en presión toda la cancha. Tato Rodríguez, en la persecución sobre Farabello, se cargo de faltas y el juvenil León Liguori tuvo que reemplazarlo. De la mano de Moore, que absorbió mucho juego en ofensiva (a veces de manera contraproducente), Peñarol pasó al frente por primera vez en el partido 42-41 en el inicio del parcial, pero duró poco porque Ibarra y Farabello clavaron dos triplazos seguidos que ahogó la reacción. El juego se hizo desprolijo (6 pérdidas de Peñarol y 4 de Quilmes) y el local sacó ventajas del reingreso de Farabello, el aporte de Gil y Boozer para quedarse con el cuarto 23-19. Peñarol extrañaba a Pricket que no encontraba su lugar en el partido.
El último cuarto fue el de mayor espectáculo. Ebong lastimó en la pintura, Quilmes se hizo fuerte en defensa y corrió el contraataque para escaparse 80-65 promediando el parcial. Pero al partido no estaba terminado, por lo menos eso fue lo que demostró Peñarol que no bajó los brazo y con un equipo “petizo” (Liguori, Tato, Fernando, Pittman y Pricket) y rápido presionó toda la cancha y forzó cuatro pérdidas consecutivas y Tato Rodríguez clavó dos triples (los primeros del partido para Peñarol) y su hermano otro para ponerse a 82-78 a falta de 1:40 (parcial 13-2). Pero este quinteto de Peñarol daba centímetros de ventaja en la pintura, y la oportunidad la aprovecharon los internos de Quilmes que sumaron entre ambos 20 de los 29 puntos de Quilmes en el parcial. El estadio era una caldera pero el “huevo” mandó a la cancha a un jugador experimentado como Fabián Horvath y entre él y Farabello construyeron el final del segundo capítulo de la temporada. Que se quedó en manos de quien mejor hizo las cosa durante los 40 minutos.
Quilmes 93: Ibarra 5, Farabello 16, Cavaco 12, Ebong 27, Boozer 20 (fi) Gil 11, Arce 2 y Horvath 0. DT: O. Sánchez.
Peñarol 83: S Rodríguez 17, C. Rodríguez 12, Pittman 24, Moore 17, Prickett 5 (fi) Hedman 0, Olivares 6, Liguori 2 y Sánchez 0. DT: C. Romano.