Bahía Blanca Basket, con identidad propia

Francisco Fuster y Jorge Faggiano caminaban buscando la salida de un Casanova en penumbras. Venían de disfrutar, con ánimos renovados, de una peña con gente del club. Y en un momento, en el mismo pasillo que tantas veces transitaron, el pasado se hizo presente: “¿Te acordás cuando salíamos de noche por acá?”, le preguntó Paco.

Eran otros tiempos. Epocas de profunda crisis institucional en Estudiantes. Ya pasaron tres años y, básicamente ellos dos, junto con algún otro dirigente, activaron la puerta de emergencia.

“Ahora --comparó Paco-- hay cinco veces más de gente que en aquél momento para integrar la comisión directiva. Y estamos felices por el momento que atraviesa el club”.

Fuster cumplirá siete años como presidente y en lo inmediato se conocerá la fecha de la Asamblea para renovar la comisión directiva. El aseguró que no continuará.

--¿Qué comparación podría trazar entre 2007 y el presente?
--Era un escenario complicado. Lo conocía desde antes por haber sido el abogado del club. El cúmulo de deudas nos obligaba a seguir participando de la Liga y, así, tener un ingreso que permitiera hacer frente al problema económico del club que habíamos recibido.

--Con todo lo que eso significaba, ¿no?
--Bueno, en el medio de eso apareció la posibilidad de vender la plaza. Con el apoyo de la ciudad y del gobierno municipal seguimos gestionando la Liga aunque, siempre, con el objetivo de sanear las finanzas del club.

--¿Afrontar los dos frentes paralelamente era casi imposible?
--Sin dudas. Teníamos que competir a nivel profesional y mantener la categoría, además de generar recursos para pagar todo lo anterior. Era construir el barco y navegar a la vez. Es más, armamos un equipo para jugar el TNA (temporada 2006-07) y terminamos en la Liga. Ese plantel soportó la opinión generalizada de que no iba a poder jugar en la A.

--Recuerdo que usted declaró sentirse orgulloso de ese plantel.
--Sí, y lo sostengo, porque además de lo estrictamente deportivo, mientras estuvo Guillermo López (DT) o después, que se sumó Marcelo Richotti, los dos supieron comprender la situación de no poder pagar los sueldos en término y demás. A mí, que no venía del deporte profesional, me tocó varias veces pararme frente al plantel para decirles que no había plata.

Una anécdota.
Hay situaciones que Fuster mantiene vivas a través del tiempo. Y una es cuando se encerró en la secretaría con Michael Robinson, Timothy Jones y Reque Newsome, los tres extranjeros del equipo. Fue previo a dos partidos de locales en los que se jugaban gran parte de la permanencia.

“Les tuve que comunicar que no había plata para pagarles. Y les di la palabra de que si no jugaban no serían sancionados. Pero también --agregó-- les pedí si tenían la hidalguía deportiva de jugar, que en algún momento iban a cobrar. Al final jugaron. ¡Y cómo...!”.

--¿Cumplió con la palabra?
--¡Por supuesto!

--Eso también habla de ser una persona de bien.
--Sí, pero todos me decían que estaba loco, je. Por eso, en el transcurso de toda esta dinámica, también hubo satisfacciones.

--¿Cómo recuerda esos momentos?
--Primero, con mucha tranquilidad y, la verdad, con satisfacción. Me acuerdo que la pregunta era: cómo encarar el día a día. Si uno se paraba y miraba racionalmente, era para salir corriendo.

--¿Alguna vez lo evaluó?
--No en mi caso. No sé lo que habrán sentido Jorge (Faggiano) o Luis (Amore), otros de los que estaban conmigo. Particularmente sentía angustia. El peso que generaba el prestigio del club era demasiado importante como para bajar los brazos. Pero también era cierto que en muchos aspectos no alcanzaba.

--De todos modos, el lastre de otras gestiones era importante.
--Lamentablemente, por cómo encontramos el club en ese momento, hubo gente que no hizo honor a lo que había sido la institución. Creo que nos ayudó la propia vorágine. Hubo momentos que estábamos discutiendo cuestiones de fondo y no sabíamos si había combustible para el colectivo....

“No quería más el vínculo con el básquet profesional”

El derrumbe de Estudiantes fue cronológico.

“Las dificultades fueron creciendo, los compromisos son muchos y las perspectivas de cancelar y asumir un compromiso la próxima Liga con costos mayores, nos obliga a poner en venta la plaza”, anunció Fuster el 3 de mayo de 2008.

“Tenemos mucha incertidumbre, aunque no quiero transmitir un mensaje pesimista”, declaró el 16 de julio del mismo año, mientras intentaba hacer frente a los libre deuda.

“El panorama es desalentador”, aseguró el propio Fuster el 7 de noviembre de 2009.
La profunda crisis institucional comenzó a dar un giro el 20 de mayo de 2010, cuando la dirigencia confirmó el retiro de la Liga Nacional y la cesión de la plaza --a los fines reglamentarios se trató de una alianza-- a Bahía Blanca Basket.

--¿Consideraban que era el salvavidas para afrontar semejante tormenta?
--Al principio, la idea era una cuestión de trabajo más integral. Después, por diferentes circunstancias aparecieron otras opciones y terminó siendo una alianza deportiva, como permitía el reglamento de la Asociación de Clubes.

--¿Ese fue el punto de partida?
--Particularmente, no quería más el vínculo con el básquet profesional. La opinión general del club era que para poder afrontar la función social, incluyendo la demanda de las divisiones formativas y del resto de las actividades, era necesario que la energía la pusiera una comisión directiva que no tuviera que gestionar el básquet profesional. En ese contexto, continuamos las conversaciones con Pepe.

--Y aceptaron la posibilidad que hoy, con los resultados conocidos, le permitió cumplir con la idea institucional, ¿no?
--Al no querer, o no poder gestionar lo profesional, el mejor legado que podíamos dejarle al básquet era que la plaza de Liga permaneciera en la ciudad, cuando bien la podríamos haber vendido. De todos modos, en lo deportivo, nuestros años de gestión fueron parecidos a los de Bahía Basket.

--En todo este contexto, les quedó un club saneado y renovado en cuanto a infraestructura.
--Bueno, ese fue uno de los motivos de porqué avanzar por este lado. Después, obviamente, hubo opiniones de todo tipo. Particularmente sufrí un banderazo frente a mi estudio, por el tema del nombre Estudiantes y de la identidad, pero la verdad, que fui a todos los partidos durante la gestión de Pepe y escuchaba a la gente cantar “dale albo, dale albo...”.

“El club pudo salir de la pésima situación”

--¿Creció la masa societaria?
--Sí. Y hay voley, hándbol y un nuevo gimnasio de pesas, cuando hace cuatro o cinco años no podíamos pensar en el día siguiente.

--¿En algún momento imaginaron un presente así a partir de desprenderse de la plaza de la Liga?
--Por la cantidad de gente valiosa que hay en el club, siempre pensé que si evitábamos la gestión del básquet profesional podíamos destinar la energía para el resurgir del club. Mucha gente me decía: “No vengo al club porque no quiero verme involucrado en los problemas de la Liga”. Aunque hay que aclarar que la Liga no es solamente sacar un abono a platea para después ir a la cancha.

--Es que muchos no entienden que es casi imposible administrar y generar presupuestos millonarios desarrollando actividades particulares paralelas.
--Es una cuestión complicada y de la cual todavía no tengo una opinión formada. Sí es cierto que en una actividad deportiva profesional, los únicos amateurs éramos los dirigentes. Algunos jugadores me decían que mi actitud como presidente era rara, porque nunca me veían en los entrenamientos. Y yo les explicaba que para poder estar en el club tenía que ejercer mi profesión en otro lado.

--¿Hoy pueden decir que cumplieron con los objetivos institucionales?
--Sí. Yo pienso que como club tenemos la obligación de defender los intereses de los socios y no necesariamente lo que pasa en la cancha. Se ve mucho en el fútbol profesional, con clubes que hasta ganan torneos y están fundidos. Nuestro objetivo, cuando Jorge (Faggiano) fue presidente y después con mi continuidad, siempre fue salvar al club, para que el socio y la familia que concurriera se sintiera contenta. Otra cuestión era el básquet profesional. Había que tener un equilibrio. Hoy se logró, porque la ciudad sigue con el básquet profesional y el club pudo salir de la pésima situación. Inclusive, estamos felices con la obtención del Ciudad de Bahía Blanca de Primera.

--¿Y ahora?
--Ya hablé con Eduardo Bazzi (presidente de la Asociación de Clubes). Lo que nos queda a futuro junto con Bahía Basket es mantener la buena relación y centralizarnos, básicamente, que el club deberá obtener un beneficio económico que se justifique por el tiempo que le exige la actividad profesional.

El Exmatadero se inauguraría el 15 de agosto

De acuerdo con los plazos establecidos, para el 15 de agosto estarían inaugurando las instalaciones del Exmatadero. Allí funcionará la escuelita social y será donde practicará el plantel de Liga. Ya están colocando el parquet y restan las jirafas. En tanto, antes de que comience la temporada (9 de octubre), podrían habilitar los vestuarios, la sala de kinesiología y oficina de entrenadores.

¿Con nombre propio?
La lógica indica que la dirigencia de Bahía Blanca Basket, manteniendo la idea de representar a los 21 clubes afiliados a la ABB, debería modificar el nombre para la próxima edición de la Liga Nacional, tras cerrar una etapa de vínculo con Estudiantes. Se verá.


Foto: www.eldiario.com.ar
Fuente: La Nueva Provincia.