“La presión de la NBA es una de las grandes leyendas urbanas”
Hay que remontarse al año 2005 para hallar un antecedente de ausencia de Luis Alberto Scola en el seleccionado nacional desde que debutó en el equipo. No aparecerán más; es el único. La Argentina tenía asegurado su lugar en Japón 2006 y ese Premundial, Dominicana 2005, tenía para el conjunto albiceleste el valor del título americano, no el de la clasificación.
Viene otro Premundial, el de Caracas, desde agosto. Y por las ausencias de muchas figuras, Luifa será la estrella excluyente argentina. Siempre inteligente y prudente al mover su lengua, el capitán y máximo goleador histórico del seleccionado tuvo mucho y muy sustancioso por decir en una charla con LA NACION.
-En seis años de NBA, sólo te perdiste 8 de 475 partidos. Para el seleccionado siempre estás disponible. ¿Qué tenés físicamente para sostener la continuidad?
-Nada en especial. Siempre me cuido lo más que puedo, pero muchos jugadores lo hacen. Hay que tener algo de suerte, porque existen muchas cosas que uno no puede controlar: un golpe, una gripe... Y mi juego, al no ser tan explosivo, me protege de algunas lesiones. Hay jugadores más expuestos.
-¿Y qué tiene Scola, que puede ir a todos los torneos y las franquicias de la NBA no lo presionan para que no lo haga?
-Creo que lo de la presión de la NBA es una de las grandes leyendas urbanas que hay. Yo nunca sentí ninguna presión, y los jugadores actúan en sus seleccionados sin ningún problema. Participan en Juegos Olímpicos, mundiales, torneos americanos... Evidentemente la franquicia no va a estar contenta, porque no gana nada con eso y se arriesga a que tenga un problema alguien que cobra un montón de dinero y que es una parte importante en su equipo. Eso es tan obvio como legítimo. Pero de ahí a que la franquicia presione, hay un trecho muy largo. Y de eso a que la franquicia prohíba a su jugador ir, uno muchísimo más largo. De todo eso yo nunca he vivido nada, y he jugado 14 años en el seleccionado y seis en la NBA. Ahora bien: que una franquicia le diga a su jugador “¿no pensás que éste es el año como para que no juegues?” me parece válido, no me parece que implique presionar. A casi todo un equipo le han sugerido que no jugara, sus integrantes jugaron y no ha pasado nada. Tenemos el derecho a jugar y lo hemos hecho. Muchas veces, en cambio, los jugadores no quieren estar en su seleccionado, y tampoco pasa nada. La actividad es un mundo libre; la posibilidad de jugar está contemplada en nuestro convenio colectivo. Cambia la situación cuando un jugador está lastimado, pero también eso está contemplado en el convenio. -¿Cómo ves el Premundial de Venezuela?
-No es un Mundial ni un Juego Olímpico, pero para mí es importante. Es nuestra competencia continental y es lindo jugarla, la disfruto.
-¿La exigencia para la Argentino va a ser muy alta o el seleccionado es favorito a pesar de la ausencia de varias figuras?
-Será un torneo difícil. Este será distinto, porque antes sabíamos que íbamos a ser protagonistas, ahora podemos serlo pero no lo sabemos y me gusta el desafío.
-El título de campeón mundial quedó muy cerca en Indianápolis 2002. ¿Lo siguen sintiendo como una deuda?
-Creo que el oro en Atenas borró la deuda. Si no hubiéramos ganado, estaría pendiente. Juegos Olímpicos y mundiales son relativamente parecidos; según la época, uno ha tenido más protagonismo que el otro, y en el futuro el Campeonato del Mundo podría ser más importante que los Juegos.
-¿Por el próximo cambio del calendario internacional?
-Lo que intenta FIBA es conseguir lo que tiene el fútbol: que su competencia sea la más fuerte. Hoy mundiales y Juegos son parecidos, por eso no siento que haya quedado una deuda. Si la hubo, se saldó en Atenas.
-Hablando de deudas, ¿lo de Rusia por el bronce en Londres 2012 pasó o quedó como una espina?
-Y... fue una derrota dolorosa, está claro. Pero ganamos otras definiciones iguales de cerradas e importantes. Estuvimos cerca, muy cerca. Ya está.
-¿Cómo ves el futuro de la Generación Dorada, a la que siempre se quiere exprimir un poco más?
-Está durando más que lo que pensábamos hace diez años. En algún momento el último de los que jugamos en Atenas va a retirarse, y oficialmente podremos decir que la Generación Dorada llega a su fin. Pero, ¿qué es la Generación Dorada? ¿El equipo de Indianápolis? ¿El de Atenas? ¿El de Pekín? ¿El de Japón? Muchos jugadores han participado en estos 11 años, muchos se han agregado, muchos se han retirado, y es bastante difuso quiénes son la Generación Dorada. Mi respuesta sería que una mezcla de todos. Me parece bueno, entendible, sano, hasta inevitable, que la gente hable de cuándo vamos a retirarnos, del recambio generacional. Pero hay que tomarlo con un poco más de naturalidad.
-¿Te ves algún día en la Liga Nacional o falta para pensar en eso?
-Me gustaría terminar mi carrera en la NBA. Sería un objetivo cumplido hacerlo hasta que yo tomara la decisión porque no quisiera jugar más, pero habiéndolo hecho hasta último momento en el mejor nivel. No siento que sería un fracaso terminar mi carrera en la Liga Nacional, pero sí me gustaría hacerlo en el nivel más alto.
-¿Y cuántos años más de básquetbol tiene Luis Scola?
-¿Qué sé yo? [risa] Algo más tengo, no sé cuánto.
Con Phoenix, la extraña experiencia de quedar... último Por una de esas transferencias no muy comprensibles de la NBA, a Luis Scola le tocó dejar Houston Rockets, franquicia en la alcanzó dos veces los playoffs en cinco campeonatos, y recalar en Phoenix Suns, equipo que terminó en el fondo de la Conferencia del Oeste. Un puesto raro en la carrera del campeón olímpico.
Que, por cierto, en la última temporada cayó un poco en números: 12,8 puntos y 6,6 rebotes por partido, frente a 14,2 y 7,5 a lo largo de su trayectoria en los Estados Unidos. Sólo en asistencias mejoró, un poco: 2,2 contra 1,9. Luifa, no obstante, está a gusto en esta ciudad de Arizona, donde permanecerá otras dos temporadas.
-¿Cómo te sentís en Phoenix?
-La gente me recibió bien, el equipo me recibió bien. Lo único malo es que las cosas no salieron.
-¿Cómo analizás tu juego?
-Mi producción estuvo parecida a la habitual, pero con un poco menos de minutos y, en algunos momentos, con una función diferente. Cuando tuve una similar a la que venía teniendo, la producción fue parecida.
-¿Qué le dio a tu juego la NBA a lo largo de estos seis años?
-La NBA exige mucho y hay muchos chicos nuevos, cada vez más atléticos, más fuertes, más altos. Con los años uno va cambiando el juego: usa más la cabeza y menos el cuerpo, se pone un poco más fuerte, tira un poco mejor... También, pierde una marcha de velocidad, salta un poco menos, se mueve un poco más lento... Pero la idea es seguir mejorando.