Mientras la organización de Bahía Basket le prepara una noche especial para mañana en donde habrá seguramente muchas emociones, el periodista Fernando Rodríguez del diario La Nueva Provincia accedió a un largo mano a mano con Juan Espil donde cuenta las sensaciones de gran parte de su carrera. Nota imperdible.
Un cuadro de sus ídolos, Los Tres Chiflados; un juego de Sapo; un tiro al blanco, un plasma donde se veía el partido entre Milan (2)-Barcelona (0); su esposa Mara Drevniak siendo testigo de la charla después de limpiar parte de la casa y Sofía, su hija menor, pintando dibujos sobre la larga mesa, preparándose para rendir un examen. En el centro de la escena, Juan Alberto Espil, el mismo que mañana será homenajeado en el Casanova, por su dilatada y rica trayectoria basquetbolística. Junto con “La Nueva Provincia” , el tirador que hizo llorar las redes repasó su carrera, al mismo tiempo que puso la mirada en cada una de las 23 camisetas encuadradas y colgadas en su quincho del barrio Patagonia donde, también, sobresalen dos fotos: la bandeja volada sobre el mismísimo Jordan y la noche que vino a la ciudad Magic Johnson y posó con él, además de quedarse con sus zapatillas.
Liniers
“Es el club de mis amores” --La primera camiseta que aparece es la de Liniers. ¿De este club siempre hablás en presente? --Es el club de mis amores. Donde me llevó mi papá, que era fanático y me contagió. Desde los 5 a los 20 años me sentí bárbaro. Me formé como persona y jugador. --Con todos los cambios sociales, ¿considerás que cada vez cobra más importancia el trabajo en el club de barrio? --Totalmente. El club es fundamental para cualquiera, porque significa contención. Antes no había nada y todo lo que necesitabas estaba en el club. Con mis amigos vivíamos ahí. El club era sano. Tuve la suerte de tener buenos entrenadores y, a medida que pasó el tiempo, crecer como jugador.
Estudiantes
“Eran épocas difíciles” --Cuando diste el salto a la Liga pudiste ser de Olimpo. Finalmente, ¿cómo fue ponerse la camiseta de Estudiantes? --Sí, pude haber ido a Olimpo. Y antes me buscaron varios de Buenos Aires, que me habían visto en los Regionales. En Estudiantes recuerdo que se había ido Fefo Ruiz. --¡Qué responsabilidad! --Sí, se había ido. Antes, el pase era con opción definitiva y fue bastante movido después del primer año. Estudiantes demostró que me quería, aunque esos años fueron difíciles. A pesar de tener muy buena Liga, eran épocas complicadas del país, con hiperinflación; las nenas eran chicas y teníamos poco dinero. Pero, bueno, me ayudaron mis suegros y mi viejo para subsistir. --¿Dudaste de seguir como profesional? --Tenía 20/21 años y no dudaba. El primer año estudié (ingeniería civil), pero la Liga exigía estar a pleno. Siempre confié en mí, y cuando llegó Néstor García fue importante, porque di el salto de calidad entrando en la Selección. Después se fue abriendo el abanico. --¿En qué influyó puntualmente Néstor? --Me metió en la cabeza que podía ser jugador de Selección. Había nombres importantes y no me imaginaba poder estar. --¿Hacía falta que te lo dijeran? --Muchas veces el entrenador tiene que hacerle creer al jugador que puede lograr cosas. Muchos tienen la capacidad, pero dormida, por eso, es tan importante el entorno: compañeros, equipo...
GEPU
“Me fui dolido de Bahía” --¿El desarraigo de la ciudad fue complicado? --Con 24/25 años me fui a San Luis. Es verdad que nadie es profeta en su tierra y que somos itinerantes. Me llamó (Alberto) Rodríguez Saá y me hizo un muy buen ofrecimiento. --¿Te fuiste dolido de Bahía? --Sí. Me fui dolido de Bahía porque pasé al equipo contra el que erré 11 triples. --Hasta le permitiste pensar mal a algún malintencionado... --Bueno, eso me importa tres pelotas. Pero me fui dolido porque me hubiera quedado por muchísimo menos de lo que me fui. --Hoy como dirigente, ¿en una situación similar al jugador le golpeas la puerta al día siguiente de errar 11 triples y ser eliminado? --Sin dudas. Me quedé esperando y no vinieron. --¿Te golpeó o todo lo contrario? --Me hizo crecer, sin dudas. Me ayudó estar lejos y que dudaran si podía jugar. --Inclusive, salieron campeones. --Sí. Después de un año difícil, dimos vuelta una serie 2-1 contra Comodoro. Fue un año excelente, con Esteban Pérez. Es el único título que tengo y lo disfruté muchísimo. Me trataron muy bien. El segundo año fue todo lo contrario, complicado, cuando llegó Hernán (Montenegro), Kevin Mackey como entrenador... Y GEPU terminó cediendo su lugar por tener dos relojes de 30 segundos en el baúl de un directivo. Perdimos un partido contra Peñarol en cuartos de final.
Atenas
Un tentador contrato --¿Te sentiste un poco extraño cuando llegaste al multicampeón? --Fui el primer bahiense en jugar. Felo (Lábaque) me fue a buscar a San Luis y me puso un contrato sobre la mesa imposible de rechazar. Conocía a todos, a Marcelo (Milanesio), Diego Osella, Mili Villar... --¿Eras la oveja negra? --No, pero costó. No te creas que fue fácil, ¿eh? Terminé goleador de la Liga. El primer año teníamos un equipazo, fue cuando hubo la recategorización y perdimos semifinales. Perdimos la ventaja en semifinales un día nefasto, cuando el hijo del Lobito sufrió el problema (infarto de médula, cuando tenía un año y medio) y jugamos en casa contra Olimpia. Estábamos muy tocados. --¿Es uno de los lugares que más afecto dejaste? --Sí, sí. Tengo muchos amigos. Me trataron excelente y me quedé con la espina de haber perdido una semifinal y una final con Olimpia, creo que la mejor de varios años en la Liga.
Tau
“Nunca me permití jugar mal” --¿El salto a España fue difícil? --Aun estando muy bien acá, como jugador consolidado y participando en la Selección, prioricé ser mejor. Eso siempre me inculcó mi viejo. Con él jugábamos a las figuritas y me las ganaba todas. Me hacía llorar teniendo seis años. Me decía: “Andá a pedirle a tu abuelo que te compre”. Y me las mostraba: “Mirá todas las que tengo...”. --¿Y cómo era frente a los triunfos o las derrotas? --Mi viejo era áspero. --¿Te fortalecía o te debilitaba? --Evidentemente me fortalecía. Me decía: “¡Tenés que pedirla más; no puede ser que te defiendan y no puedas recibir...!”. Es más, jugábamos al tejo en Monte y era siempre a muerte. O acá, en la mesa de ping pong. No me dejaba ganar nunca. Por eso creo que jugué hasta los 44 y queriendo ganar. --¿Cómo fue la primera experiencia en España? --Sabía lo que era España de ver los partidos los domingos a las ocho mañana. Apareció la Ley Bosman, apareció Baloncesto León y no llegamos a un acuerdo. Se enteró Tau, a través de Marcelo Nicola, y me hicieron un ofrecimiento de tres años. Para mí, con 28 años, era algo soñado. Me había comprado una camioneta cero kilómetro y Mara me decía “¿para qué vamos a irnos?”. Insistí, cargamos 60 películas de Disney en DVD para las chicas y nos fuimos a ver de qué se trataba. --¿Te costó adaptarte? --Sí. Por un tema deportivo. Mara se hizo amiga de algunos argentinos y me ayudó a quedarme. Yo le decía: “Me quiero ir, no me adapto”. Y me respondía: “Aguantatela, nos hiciste venir...”. Realmente valió la pena. --Ella te apuntaló una vez más. --Sí, como casi siempre. Y crecí un 100% como jugador. Aprendí a ver y disfrutar del juego. --¿Cuánto te llevó hacer el click? --Unos cuatro meses, hasta que jugué bien un par de partidos. Después gané el torneo de triples. Y Manel Comas me invitó a cenar, me dijo que confiaban en mí y que estuviera tranquilo. Mejoré a base de sufrir y entrenamiento. --¿Sufrías básicamente por no adaptarte al juego? --¡Claro! Me sentía en falta por no rendirle a la gente que había confiado en mí. Nunca me permití jugar mal. Te lo pueden decir ellas (apuntando a Mara y Sofía). ¡Era insufrible!. --¿También porque estabas muy mal acostumbrado a jugar casi siempre bien en la Argentina? --Sí, puede ser. Estaba acostumbrado a ser la primera opción, a tomar 15 o 20 tiros por partido y llegué a un lugar donde éramos todos iguales. Tenías que ganarte el pan haciendo muchas cosas. Así te lo exigían. Y se me abrió la cabeza. Después llegó Sergio Scariolo, fui al primero que renovaron y me quedé otras dos temporadas. Fueron años muy buenos. Cuando llegó Dusko Ivanovic no quería argentinos. --¿Te lo dijo en la cara? --Lo hablé con el presidente y después les pedí a los dirigentes que me consiguieran club con contrato de dos años. Siempre me manejé así para permanecer más tiempo en un lugar y que sea todo más estable, básicamente para las chicas.
Roma y Joventut
Un paso en falso y siguió --¿La experiencia en Italia fue mala? --En Roma no viví la mejor experiencia, pero sirvió para sumar. Terminamos cuartos o quintos, jugué bien y el club era sensacional, pero fue un año difícil. Tenía uno más de contrato y me fui sin exigir dinero. Manel Comas me llamó para ir a Joventut, me dijo que no tenían tanto dinero y me fui a Badalona, donde tuvimos dos años muy buenos.
Manresa
Más que básquetbol La carrera continuó en Manresa. “Me encontré con un club chico, que me había ganado la final cuando jugaba en Tau. Me encontré con una ayuda humana excelente y un club muy familiar. Para mí --dijo Espil-- el entrenador Ricard Casas es uno de los mejores que tuve en mi carrera. Ya tenía 36 años y me dijo ”vas a ser un jugador importante“. En ese año, nos separamos con Mara temporariamente y me ayudaron mucho en la contención”. --¿Haber sufrido este tema personal te fortaleció en lo deportivo? --Estando mal lo que tenés es el trabajo. Y en una elección optaría por Manresa. Esos años fueron excelentes y Ricard me enseñó a querer ser mejor cada día. Después de dos años, Ricard se fue y Xavi García, que llegó, me dijo que no iba a jugar mucho. Ahí salió una oferta de Tenerife, para la segunda división.
Tenerife, Bilbao y... regreso
El dinero, algo secundario --¿Bajar a Segunda fue admitir una curva descendente? --No, porque ya tenía 37 años. En esa época ya pensaba en retirarme. Se armó un muy buen equipo y no jugó bien. Yo tuve un buen año, pero no ascendimos y me fui. Me llamó Bilbao para reemplazar a un jugador lesionado. Estuve dos meses, pretendieron renovarme y no acepté porque no era la misma oferta. Cuando decidí no seguir me llamó nuevamente Manresa. --Qué orgullo que volvieran a elegirte, ¿no? --Tenían muy buen equipo en la LEB (segunda división) y estaban 14 entre 16. Decidí ir, cambiaron el entrenador y fuimos campeones, ganándole al equipo de (Paolo) Quintero y (Javier) Bulfoni. Una experiencia sensacional. --Y ya pisando los 40... --A los 40 me hicieron un contrato de dos años para jugar ACB (la elite). El día de mi cumpleaños jugamos contra Unicaja, me regalaron una torta, me pusieron una corona y toda la cancha me cantó. Terminó ese año y me volví. --¿El dinero te movilizaba en los últimos años? --No. Era uno de los jugadores más baratos. Jugaba por estar bien, con compañeros que me querían. Eran chicos más jóvenes y conformábamos un buen grupo.
Boca
“Empecé a asustarme” “Con 40 años --recordó Juan-- y pensando en terminar, me llamó Huevo Sánchez”. --¿Ya tenías decidido el retiro? --Sí, pensaba, de última, volver y ver qué pasaba. Pero me llamó Boca muy interesado. --¿Viviste algún momento de confusión? --Sí. Tenía contrato con Manresa y debía renegociarlo. Allá había muchos problemas económicos, llegamos a un acuerdo, no pusieron ninguna pega (traba) y fuimos para adelante. Boca me hizo una buena oferta y me vine. Llegué con el miedo de un jugador de 40 años. Acá había metido 32 por partido, pero 12 años atrás. --¡Y la gente quería ver al mismo! --Claro. Pero vine preparado para aclarar que era otro tipo de jugador. Mi hija mayor (Stephanie) estudiaba en Buenos Aires y me lesioné. Mara, mientras tanto, viajaba para acá, porque estábamos construyendo. --¿Desde afuera, mientras te recuperabas, la veías complicada? --Sí. Empecé a asustarme realmente por el nivel de exigencia, por la intensidad, porque había dos árbitros y no se pitaba mucho. No sabía si podía jugar. Apenas empecé, después de tres meses, enseguida agarré ritmo y tuve un año mejor del que esperaba. A pesar que hubo cambios de entrenador, se fue Huevo y llegó Fernando Duró, perdimos en playoffs con Peñarol. --Y en Bahía viviste algo particular. --Un retorno soñado. La cancha se llenó, jugué bárbaro y ganamos un partido increíble.
Obras y... Bahía Estudiantes
“Me movió sentimientos” “En Boca --contó Espil-- había muchos problemas económicos, no sabían qué iban a hacer, me llamó Obras, uno de los pocos que me contactó, y también fue un año difícil”. --¿Qué te generó haber podido arreglar para cerrar tu carrera en Bahía? --Me movió sentimientos. Hablé con Pepe y desde el primer día me sentí parte del proyecto. Era transmitir sentimientos a partir de lo que uno soñó. --¿Eso te significaba un trabajo extra? --Sí, era afrontar una experiencia con un entorno serio. Y mi función era dentro y fuera de la cancha. --Deportivamente pasaste por diferentes momentos. ¿Cómo sobrellevaste esas dos temporadas? --Los momentos malos eran de continua presión, pero eso me pasó jugando con cada camiseta que ves acá. La presión convive con el profesional y tenés que acostumbrarte. --¿Y cómo es cuando la presión se mezcla con el sentimiento? --Mucho peor. --¿El jugador llega a sentir vergüenza después de una mala noche? --¡Sííí...! Siempre fui exigente conmigo y por supuesto que después de jugar mal sentía vergüenza deportiva. La noche que erré tantos triples no quería salir a la calle. Hasta que un día ví un partido de la NBA donde John Starks (New York Knicks) erró 11 triples y me sentí aliviado, porque a otro le había pasado lo mismo. La vida continua.
El final
“No tengo ganas de jugar” --Si bien jugaste el último partido con Peñarol en Mar del Plata, ¿tu retiro fue en el cuarto juego de Bahía? --Sí. En Mar del Plata me aplaudieron, pero jugué un partido malísimo. Recuerdo el partido en Bahía, con mi gente, mi familia y saludando a toda la gente. Soñado. --Al margen de saber que no jugarías más, ¿ese final te ayudó a poner el punto final? --Seguro. No me quedé con nada. Estrujé la camiseta y quedó ahí. No tenía más nada para dar. Y hoy es el día que no tengo ganas de jugar. Cuando das todo te quedás tranquilo.
Contra Jordan, la foto de su carrera “Con Tite (Boismené) y Juanqui (Alonso) debuté en Cuba (Panamericano de 1991). No iba Pichi Campana y entonces --contó Juan-- nos llevaron a Ariel Bernardini y a mí. Jugar en la Selección considero que fue un premio al trabajo”. --¿Qué momentos inolvidables te vienen a la memoria? --Premundial de Puerto Rico ´93, que clasificamos para Canadá. Fue el último torneo importante que vio mi viejo y uno de los mejores que jugué, junto con los Juegos de Atlanta ´96. También, cuando fuimos campeones Panamericanos en el ´95, en Mar del Plata. --¿Qué valor tiene la foto (tomada por el fotógrafo Carlos Jones) de la bandeja volada contra Jordan? --Es la foto de mi carrera. Es la que más publicidad tuvo. ¿Cuántos pueden decir que jugaron contra Jordan y le hicieron esto? Algo soñado. --¿Te faltó algo por conseguir? --Siempre me puse objetivos más altos de donde estaba jugando. La mentalidad ganadora en el deporte es fundamental, de lo contrario, sos un mediocre. Y hoy en día hay mucha mediocridad. Particularmente, considero que deportivamente siempre fui honesto.
Falta la camiseta de Bahía --No veo ninguna camiseta de Bahía. --¿Sabés que no tengo? --Imposible sacarle una a Coco Bruni (histórico utilero de las selecciones). --Sí, se las quedó todas él, je. --¿Y de Provincia? --Creo que tengo alguna de juveniles en la casa de mi mamá. No la puse por una cuestión de lugar. --Y aquellas tres, son extras. --La de Pepe (Madrid), Pancho (MMT Estudiantes) y Scola (Houston). Y me falta colgar la de Manu, que la tengo pero me dio un talle gigante y no entra en el cuadro. --¿Todos obsequios o cambios? --Obsequios. Sólo la de Scola, que le di una de GEPU.
Un día, Mara le tiró todo a la basura “En uno de los viajes volvimos a Bahía, abrimos las valijas y él, como es tan prolijo, había metido en bolsas de residuos las zapatillas, la red y la camiseta, después de salir campeón con Manresa”, contó Mara. Una noche había comensales en el departamento de los Espil. “Como venía mucha gente a comer un asado, saqué toda la basura. Cuando terminamos de cenar y Juan quiso mostrar la camiseta, las zapatillas y la camiseta me di cuenta lo que había hecho. Me tiré adentro del basurero y no encontré nada. La madre de Juan habló con el jefe de los recolectores y nada...”, recordó Mara. No todo terminó ahí. “Después de cuatro años --siguió-- se presentó por facebook Nilda Fillol, una señora que trabaja para Cáritas. Me contó que en una tanda de ropa le llegó la camiseta de Manresa y como tenía el apellido en la espalda se dio cuenta de quien era. Al final nos la devolvió. Increíble”.
Fernando Rodríguez ferodriguez@lanueva.com
»Daniel Romero, El Liberal21/02/2013 21:33
Felicitaciones, Fernando!!!! Un poema.
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»Nicolas - Neuquen-21/02/2013 23:29
Excelente nota Fernando. Da gusto leerla y releerla
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»Gracias por jugar con el corazon21/02/2013 23:31
Fuiste un jugador extraordinario y una gran persona siempre...El año que viene cuando viaje a bahia me tenes que firmar la bandera...Ojala se de...primero 9 se tiene que salvar del descenso y entonces si Dios quiere ahi estaremos...Abrazo Campeon!
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»bataraz22/02/2013 01:13
gran nota!, excelente jugador!
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»MUNDO BASQUET22/02/2013 02:23
La verdad que todos merecen un reconocimiento y más aún los de la generación dorada, que en muchas canchas son puteados....pero Weber bahí YA CANSA CON TANTOS AGASAJOS....que se dediquen a jugar al basquet que estan en un momento y situación MUY APREMIENTE....y seguramente con estas pavadas que tendrían que haber terminado con el partido homenaje a es ENORME JUGADOR...quieren distraer a los adversarios ....MUCHACHOS LOS PARTIDOS SE GANAN EN LA CANCHA.....BASTA DE CIRCO...A JUGAR Y MANTENER LA CATEGORÍA...QUE DURO VA ASER
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»Jorge BAHIENSE22/02/2013 02:23
Juan Espil, “EL” ejemplo a seguir por todos los basquetbolistas. Un señor con todas las letras.
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»lamentable el comentario de “mundo basquet”22/02/2013 04:02
Espil fue un jugador impresionante, y como lo dijo el mismo, cuantos pueden decir que le jugaron de igual a igual a un Jordan que tenia las piernas que tenia para saltar en 1992, a sus jovenes 28 años; cuantos le convirtieron 25 puntos al Dream Team original(creo que solo Drazen Petrovic también lo consiguió, no se si lo conoces?). Así que en definitiva, y a partir de tu comentario, parece que no sabes nada de la historia de este deporte, amigo “mundo basquet”
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»Julio22/02/2013 14:48
Buenisima la nota. Semejante persona y tan gran jugador se lo tiene mas que merecido
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»TODAVIA ESTAMOS ACA22/02/2013 15:10
UN CABALLERO UN TREMENDO JUGADOR DE BASQUET
Lo unico que lamento es nunca haberlo visto con la camiseta de mi equipo. Felicitaciones, Sr, y que le pasen buenas cosas. siempre
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»MUNDO BASQUET22/02/2013 16:00
Para el que me quiere aconsejar sobre basquet...tambien conocé a monstruos como larry Bird-Hakkenn Olhayuonon-Kerr-..que boludeces comparás ???? yo dije en mi comentario que Espil era Un GRAN JUGADOR...pewro no hagas comparaciones ridículas...sino a dónde vamos a poner a Manu....lo que digo que basta de CIRCO.....ya se le hizo un partido a EL ENORME JUAN ESPIL....ahora esto es todo circo...porque estan aterrados de jugar la permanencia y sería un desastre para el proyecto bahía....ha yo de basque no sé nada...pero no te olvides que en tu equipo tenés a 2 Genios GANADORES Y DE LA ERA DORADA COMO EL PUMA Y PEPE.....que querés comparar SABIONDO O SUICIDA...APRENDÉ FILOSOFÍA....DADOS...TIMBA ....baa tampoco debes conocer de tango
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»para “mundo basquet”22/02/2013 16:46
Te pongo entre comillas tu nick porque de mundo basquet debes tener muy poco, y lo que también tenes poco es de saber escribir. Ya que andas diciendo al resto que aprendan cosas, aprende a escribir bien.
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»TINO DEL ALBO22/02/2013 19:00
Si te movían los sentimientos al regresar a la Arg, pq no fuiste a Estudiantes, ortiva! Ahhh, no te enamoraste del proyecto como te paso con Weber...que fue amor a primera vi$ta... Mercenario, mi abuela en silla de ruedas metió 1 / 11 en triples! Todavía me acuerdo de ese partido, y después firmó pata GEPU Weber seguí festejando. Ojala desciendan Chau